Acuñados a Molino, en aleación de cobre y plata, son las monedas de Vellon con busto de Felipe IV. Todas las monedas de vellón, aunque llevan una pequeñísima cantidad de liga de plata, tiene que llevar la sigla del ensayador, desde los Reyes Catolicos.
Tres textos interesantes:
Texto 1
Si la falsificación de moneda y su circulación en el mercado castellano había sido algo habitual desde la década de los 20 del siglo XVII, el problema se hizo aún más intenso como consecuencia de la última emisión de vellón realizada a nombre de Felipe IV, especie de funestas consecuencias que vino a ser el último coletazo del monstruo en que a esas alturas se había convertido el numerario de vellón. La nueva serie monetaria, con la que Felipe IV esperaba obtener los fondos necesarios con los que financiar la guerra de Portugal, obedeció a la real pragmática de 29 de octubre de 1660. La nueva especie se diseñaba con una talla de 816 maravedíes en marco y liga argéntea de 20 granos (69,4 milésimas). Se batieron piezas de 16 (4,50 gr.), 8 (2,25 gr.), 4 (1,12 gr.) y 2 (0,56 gr.). Fueron las populares carillas, llamadas así por portar en el anverso un busto del monarca, novedad muy destacable en un numerario como el castellano que había permanecido ajeno al retrato del gobernante desde las emisiones de los Reyes Católicos.
Si la nueva especie era novedosa en el plano tipológico no menos lo fue en la presencia de un importante componente argénteo en su composición metálica, decisión que pudiera parecer sorprendente dada la penuria que de metal precioso sufría Castilla en aquellos años. Se esperaba que la presencia de plata sirviera para dar cierto crédito al nuevo numerario de vellón, confianza del usuario del que tan necesitado estaba. Sin embargo, al mismo tiempo, su emisión preveía unas importantes ganancias para el poder emisor, resul-tado del distanciamiento de los valores intrínseco y nominal. El coste total de acuñación puede estimarse en unos 338 maravedíes cada marco; si tenemos en cuenta que el valor nominal que adquiría al amonedarse era de 816 maravedíes vemos que el porcentaje de ganancia está muy próximo al 60 % que ofreció Juan de Góngora en su proyecto original.
La liga de plata establecida, según el proyecto original, además de servir para otorgar mayor crédito a la moneda, también pretendía dificultar la previsible falsificación, debido al color blanquecino que la aleación del cobre con la plata daba a las monedas. Sin embargo, el comienzo de la emisión oficial de esta serie monetaria fue un estímulo evidente para la comisión del delito por los altísimos beneficios que producía. Para los falsarios la posibi-lidad de lucro era enorme, por cuanto obviamente no tuvieron en cuenta la liga de plata legal, lo cual redujo notablemente el costo de fabricación.
Fuente – Circulación de moneda falsa en Castilla en el reinado de Carlos II. Análisis de un problema socioeconómico. Javier de Santiago Fernández.
Texto 2
La moneda falsa ya constituía un grave problema para el Estado cuando Felipe IV ordenó acuñar, a molino y no con el martillo tradicional, una nueva moneda de vellón por Pragmá-tica de 29 de octubre de 1660. La liga de plata de este vellón alcanzaba 20 granos por marco, es decir, un 6,94% de plata en la aleación de cobre (Santiago, 1997, 237; Murray, 2006, 29), lo que unido al hecho de que los valores faciales eran muy altos, en los casos de las monedas de 8 y 16 maravedíes, provocó que la falsificación de estas monedas, obvia-mente sin liga de plata, fuera enormemente rentable y que el beneficio del falsificador pudiera ser de hasta un 1.400% (Murray, 2008, 29). Con esta rentabilidad era de esperar que el fenómeno de la falsificación alcanzara cotas inauditas, superando incluso el circulante falsario al de curso legal en algún caso certificado documentalmente (Santiago, 2012, 72).
El problema de la obtención de la materia prima base no era obstáculo, por tanto, para la falsificación, pues el metal utilizado era el cobre, que se obtenía de monedas de bajo valor o incluso de la reutilización de diverso utillaje de este metal (Ripollès, 1993, 269-270; Santiago, 1997, 247-248; Alfaro, 2012, 179).
Un mayor problema suponía, sin duda, dar a la moneda falsa un aspecto similar a la legal que, recordemos, era una aleación de cobre con un 6,94% de plata. En los vellones de curso legal se “blanqueaban” con ácido los rieles, de modo previo a la acuñación, para hacer predominar en la superficie de las futuras monedas el tono blanco argénteo en lugar del rojizo del cobre, más afectado por el ataque del ácido (Murray, Izaga y Soler, 2006, 185-191). En las falsificaciones, una práctica habitual era también bañar el cobre en ácido con la intención de aclarar su aspecto y asemejarlas a las oficiales, amén de eliminar impurezas. Así, por ejemplo, en un registro realizado en un convento cordobés donde se falsificaba moneda en 1661 se localizó “un frasco de vidrio con aguafuerte” (Santiago, 1997, 240 y 248) entre los objetos incautados a los delincuentes.
Pero si se deseaba obtener una falsificación de calidad, el simple blanqueo del cobre con ácido no era suficiente y había que proporcionar a la superficie de la moneda falsificada un tono similar al obtenido con la aleación original, además de cuidar, como es obvio, el diseño y ejecución de los tipos empleados (en anverso y reverso) y el peso y medidas finales.
Hoy traemos aquí los resultados de la analítica que demuestra que, al menos en el caso de algunos ejemplares de la moneda falsificada en la Cueva de los Tocinos (Priego de Córdoba), la lámina de cobre que sirvió de base para la acuñación se cubrió con un baño de aleación con plata. Sin duda que la aplicación de una fina cubierta de aleación de cobre y plata a las monedas dificultaba el reconocimiento de la falsificación, incluyendo el recurso a su contraste con la piedra de toque habitual.
…acción de blanqueo de la superficie de la moneda por reacción química en un baño ácido, tal como se hacía con el circulante oficial (Murray, Izaga y Soler, 2006, 185-191). El objetivo principal de dicho tratamiento era obtener, tras la disolución del elemento cobre menos resistente, una superficie con un tono argénteo superior al que le correspondería por el porcentaje de plata usado en la aleación. O lo que es lo mismo, la moneda mostraba ser de mejor calidad metálica por un aparente (pero no real) mayor contenido en plata.
Fuente – Certificación analítica del uso de plata en moneda falsa de vellón de Felipe IV. Rafael Carmona Ávila.
Texto 3
La innovación de inscribir un busto en la nueva moneda de vellón se realiza influida por los modelos de las monedas áureas y argénteas, de tal modo que en el anverso se añade por primera vez el busto del rey Felipe IV y en el reverso de las monedas de mayor valor facial, los 16 maravedís, se adjunta un escudo que reúne todos los territorios que agrupaba la Corona Austria del cuarto Felipe, incluyendo Portugal, a pesar de estar independizada de facto desde su rebelión en 1640.
La razón que explica este cambio de diseño monetario se encuentra en la crisis que el vellón había sufrido durante todo el siglo XVII, al que bien podía llamársele el “denostado vellón”, pues incluso denominarle como vellón era una incongruencia. “Vellón” significa aleación de cobre y plata, estando muchísimas monedas tanto de Felipe III como de Felipe IV realizadas exclusivamente en cobre puro. En la documentación de archivo podremos comprobar cómo se cita repetidamente el término “vellón grueso”, el cual es en realidad una desviación lingüística que pretendía huir de la verdad designado así a una moneda sin liga argéntea, es decir de “puro cobre”.
Con la vuelta de la plata a la moneda de vellón, ahora bien identificada por incluir el busto del Monarca en los anversos y emitirse toda ella de talleres a molino, también se pretendía equiparar los valores intrínseco y extrínseco o facial para aumentar el crédito de la moneda y favorecer la estabilidad al estar, teóricamente, menos sujeta a la posibilidad de regularse una baja para ajustar valores dispares; actuación estatal posible cuando el valor facial está diametralmente alejado del intrínseco. Se pensó además que la nueva moneda, de menor peso al contener plata, agilizaba el comercio al eliminar la molestia proporcionada por el uso del vellón grueso, de gran peso y de escaso poder adquisitivo. Pero además, se deseaba que la relación entre peso y cantidad de plata contenida en la aleación no la hiciese atractiva para su saca por los hombres de negocios extranjeros, al no resultarles beneficioso el trabajo de acapararlas y trasportarlas para su fundición y extracción de la plata, pues el costo podría hacer poco rentable la operación. Por último, se dificultaba la falsificación porque, además de contener plata que aclaraba el aspecto final de la pieza, el nuevo vellón era sometido a un proceso de blanqueamiento externo para asemejarlo a una moneda con mayor cantidad de plata de la que realmente poseía en su cospel, y de esta manera facilitar su diferenciación de las falsificaciones, cuya pronta oxidación, al estar realizadas en cobre puro, daba lugar a monedas de color oscuro.
Todo fue en vano. El planteamiento de crear una moneda de vellón con liga de plata y color blanquecido que se mostraba en su pátina exterior como repelente para los falsarios en sus actividades ilegales fue inútil, al igual que no resultó efectiva la deflación de 1664 pues todo aquel que tenía unos mínimos medios se puso a falsificar la nueva moneda.
La razón de este impulso hacia la falsificación estuvo centrado en el alto valor extrínseco que portaba la nueva moneda, que a pesar de contener plata y salir blanqueada de las cecas, se oxidaba rápidamente, adquiriendo tonos oscuros similares a las monedas de puro cobre y a las falsificaciones. Paralelamente, las piezas fraudulentas se “aclaraban” externamente bañándolas en una solución de aguafuerte dándole aspecto de ser una emisión legal a pesar de no poseer absolutamente nada de plata en su aleación. Sabemos que no solo se falsificó en el interior peninsular, sino que hubo talleres en el extranjero que se dedicaron a esta labor falsaria de modo casi industrial, especialmente enlos Países Bajos, Flandes y Francia.
Fuente – CIRCULACIÓN DE MONEDA FALSA DEL SIGLO XVII EN LOS SANTOS DE MAIMONA (BADAJOZ): EL TESTIMONIO DE UN “VELLÓN” DE 16 MARAVEDÍS DE FELIPE IV. Rogelio Segovia Sopo.
Aleacion
Tras leer estos tres textos, es obvio, que las piezas Acuñadas a Molino, por la Pragmática de 29 de octubre de 1660, son piezas de aleación cobre y plata. Las casas de subastas utilizan el termino Plateado, como veremos a continuación. Esto a veces da lugar a confusión, pues hay coleccionistas, que piensan que estas piezas tienen una capa superficial de plata. Conserva parte de su plateado original, plateado original,…estamos acostumbrados a leer en las descripciones de las monedas.


Tauler&Fau Subasta 56 .Felipe IV. 16 maravedís. 1663. Madrid. Y. (Cal 2019-477). (Jarabo-Sanahuja-M406). Ae. 4,30 gr. Plateado original. EBC.

Ibercoin Subasta 22. FELIPE IV. 16 Maravedís. 1661. Segovia S. Cal-1507; J.S. M-506. Ae. 3,54gr. Magnífico ejemplar conservando parte de su plateado original. EBC+.
La RAE define Plateado – https://dle.rae.es/plateado
1. adj. Dicho de un color: Semejante al de la plata. U. t. c. s. m.
2. adj. De color plateado.
3. m. Acción y efecto de platear. Platear; Dar o cubrir de plata algo.
De la definición de la RAE, plateado puede ser, el color, o bien una película/capa de plata que cubre el objeto. Las monedas no tienen un baño de plata. ¿Esto nos lleva a pensar, que las casas de Subastas, utilizan el termino plateado para referirse al tono/color de la moneda?.
https://blognumismatico.com/2013/11/17/el-color-de-las-monedas/
Tono/Color
Glen Murray – Mi opinión, es que para poder usar correctamente el término «PLATEADO» en la descripción de estas piezas, debe ser precedido siempre por la palabra «color», «tono» o «aspecto», porque se está describiendo UN COLOR… no un PROCESO (que sería el baño de plata).
Blanqueamiento del riel
Que la moneda salga de la Ceca con ese tono plateado, es consecuencia de la operativa de la Ceca. Dicho de otro modo, que la moneda salga de la ceca con ese tono plateado, es debido al proceso de acuñación de la ceca. Dicho al contrario, ese tono plateado no es causa de un proceso extra, sino del funcionamiento normal de la ceca. El funcionamiento estándar del la ceca en la acuñación a molino, es bañar en ácido los rieles que han sido laminados. Se trata de limpiar las impurezas, suciedad, grasa, hollín, oxido,…
https://numisarchives.blogspot.com/2017/01/el-proceso-de-plateado-de-la-moneda_1.html …se produjeron continuas devaluaciones de la moneda. Entre los años 253 y 268 d.C., el contenido de plata de los “antoniniamos” descendió desde el 30% hasta el 2%, y este hecho obligó a tratar los cospeles para mejorar su apariencia, a pesar de su ínfima calidad en contenido en plata. Técnica de “blanqueo”– El cospel está formado por una mezcla de cobre y plata. Al ser calentado, el cobre superficial se oxida en color negro. Tras someter la pieza a un lavado con ácido, el óxido desaparece quedando en la superficie unas protuberancias de plata pura. Al acuñar la moneda, la presión recibida aplana estas protuberancias que terminan por formar un recubrimiento homogéneo de plata sobre la superficie de la moneda. Con el tiempo, el cobre se oxida o mineraliza y aflora nuevamente a la superficie rompiendo la fina capa de plata.
La técnica es relativamente sencilla, en primer lugar se calienta el cospel con el fin de oxidar la capa de cobre superficial, a continuación se sumerge la pieza en un baño con ácido que disuelve los óxidos de cobre superficiales; como la plata menos alterada que el cobre resiste mejor y no se disuelve, se genera una microtextura superficial donde sobresalen pequeñas protuberancias de plata. Seguidamente se procede a la acuñación, y con la presión de los cuños, dichas protuberancias, que cubren superficialmente el cospel, son aplastadas, formando una fina superficie continua de plata que recubre completamente la moneda, mejorando considerablemente su apariencia externa, aunque con el tiempo las nuevas oxidaciones y sales de cobre rompen la fina capa de plata que las recubre y afloran a la superficie. Este método fue sistemáticamente utilizado en la Edad Media formando parte rutinaria del proceso de fabricación de la moneda de vellón, que también en esta época sufrió fuertes crisis. Así por ejemplo hacia el año 1100 se produjo una importante devaluación del dinero jaqués, que perdió un 77% de su contenido en plata en apenas treinta años.
Baño de plata
Hay coleccionistas, que entienden que estas piezas tienen un baño de plata. Si esto fuera así, en principio habría que darlo al final del proceso de acuñación de la pieza. Es decir, una vez la pieza es recortada. Porque si das un baño al riel o al riel acuñado, la capa de plata puede ser dañada durante su acuñación, o durante su recorte.